LAS PROFECÍAS DE NOSTRADAMUS
Jorge Martín
Lo despierta el sonido acompasado de miles de pies arrastrándose, hombres que caminan en el pasado pero son del futuro. Marchan con la cabeza baja, agobiados bajo un silencio desolador. Soportan sobre sus espaldas un enorme edificio. Hay un hombre de blanco en el balcón por encima de sus cabezas. La basílica tiembla bajo el peso descomunal de la pequeña figura. No los escucha, absorto en repetir con exactitud lo que está en el libro. Deja abiertas las puertas a los lobos, que se hacen un festín con las ovejas, mientras sus secuaces reconstruyen muros que pesan sobre las espaldas ajenas. La basílica comienza a resquebrajarse, se hunde aplastando a los fieles. El hombre de blanco erguido sobre las ruinas sigue conjugando su verbo incomprensible.
Nostradamus despertó sobresaltado, se persigno aliviado de no pertenecer a la época en que sucederían estas cosas.
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