lunes, 16 de febrero de 2009

Método Express - Sergio Gaut vel Hartman




Pablo y yo caminábamos por una calle muy concurrida de la City porteña cuando un ejecutivo de unos treinta y cinco años, bien trajeado y corbateado, cayó sobre mí.
—¿Y esto? —exclamé dando un paso al costado para observar el cuerpo reventado contra el suelo mientras me masajeaba el hombro; temí lo peor: que el golpe me hubiera fracturado la clavícula.
Pablo me miró extrañado. —Los nuevos ejecutivos europeos que envían para hacerse cargo de la gerencia de las filiales locales de las casas matrices aprenden el idioma en el avión —dijo—. Es un buen sistema, pero algunas expresiones se traducen de un modo… un tanto literal. —Marcó un número en su teléfono móvil.
—¿La policía?
—No. Aviso que corrijan “defenestrar”.

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