A PRUEBA DE FE
Jorge Martín
Tenía enfrente el desafío de probarse a sí mismo. Manejaba con facilidad su entorno. Podía ver y calcular hasta la distancia a la que una palabra lo dejaba cerca de la verdad o la mentira. Y esta vez no había rodeo posible. Había afirmado sin reservas que podía cambiar el mundo y alcanzar el éxito por encima de cualquier obstáculo. Fracasó. Sin embargo, no perdió la fe y empezó a defender la mentira con el mismo ahínco que antes sostenía la verdad. Tejió las palabras como una máscara y repartió sonrisas, subvenciones, promesas y le llovieron votos. Los errores recayeron en sus colaboradores ineptos, los fracasos fueron a cuenta de adversarios y saboteadores. El quedó a salvo, protegido por la fantasía que había creado: todos lo querían victorioso. Necesitaban un héroe. Su mentira, después de todo, era lo más cercano a la verdad.
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