Me despierto sobre la dureza del suelo y hasta que no abro los ojos y veo la cama en lo alto, con la mesita al lado, y la ropa de ayer pegada en el techo, no comprendo que todo está bocabajo. Me paseo por mi piso invertido, comprobando que todo está al revés, armarios, lavabos, electrodomésticos, lámparas, y lo encuentro gracioso; al llegar a la ventana miro al exterior y comprendo con resignación que estoy encerrado, para siempre, en mi hogar: si intento cruzar la puerta, caeré al cielo.
4 comentarios:
Genial!
Bien Victor, bien!!!!
Ingenioso, Víctor, aunque Newton se remueva en su tumba...
Muchas gracias a los tres. No es de mis albadas favoritas, creo sinceramente que hay de mejores, pero a todas les tengo bastante cariño.
Tres saludos, pues.
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