No entiende cómo es posible, pero la carretera parece volver sobre si misma. Sigue adelante, kilómetros y kilómetros sin desvíos ni intersecciones. Y de nuevo el mismo pueblo, las mismas casas, las mismas tiendecitas. No hay indicaciones, y cuando pregunta a un grupo de vecinos le dan poca información, pues la gente del pueblo, dicen, nunca salen. Recorre de nuevo la carretera, por si ha descuidado alguna salida, oculta tal vez entre árboles, pero no. Al volver a pasar, tal vez por cuarta o quinta vez, ve que ya no queda gente en el pueblo, y a nadie a quien preguntar.
Tomado de: http://cienpalabras.blogspot.com/
2 comentarios:
¡La manía de los Ayuntamientos de poner glorietas en todos sitios!
Muy bueno, Jordi.
Buen relato de Jordi y buena idea eso de la carretera circular, sin fin ni inicio.
Un saludo.
Publicar un comentario