martes, 9 de noviembre de 2010

Control de plagas - Carolina Fernández Gaitán


A pesar de que Ana se sentía afortunada, había dos cosas que la sacaban de quicio: los reclamos de Sergio y los mosquitos. Durante años aguantó los reproches por las tardanzas, los platos sucios, las visitas de sus amigas, la camisa sin planchar y la mar en coche. Sin embargo al llegar la noche, su tormento se perdía en los ojos turquesas de Sergio. Era sobre aquella piel suave y bronceada, donde Ana olvidaba los martirios. Y en el preciso instante en que escalaba los firmes pectorales de su novio, aparecían los mosquitos torturando sin clemencia.
Una noche estrellada, Ana, comenzó a poner en práctica el plan perfecto: dejó de besar a su amado. Al cabo de unas semanas, Sergio volvía a ser un gordo y verrugoso batracio.
Desde entonces, en su casa no hay mosquitos.

2 comentarios:

Claudia Sánchez dijo...

Juaaasss! Caro, buenísimo controlador de plagas. Y de paso, sin reclamos!
Besos,

Anónimo dijo...

Gracias Clau, como siempre vos ahí alentando con mis pingos salen a la canchaswu