La crisis fue secreta. Una ruptura tranquila y susurrada. Sin exclamaciones ni declaraciones. Fue de ausencias, de frío y un poco de azar. Partió el poeta un tanto enamorado aún, pero casi resignado. La pintora siguió acomodando sus oleos. Imperioso era, sin duda, cortar ese cordón de encuentros y lejanías incomprensibles. ¿Por qué me voy? Pensó él, si supuestamente la amo.
—Te vas —dijo ella a viva voz; además de pintora era encantadora y bruja—, por esa palabrita...
El poeta giró, la miró fijo. Y ella, sin levantar la vista de la tela, pronunció con lentitud: “supuestamente”.
1 comentario:
Una narrativa de vanguardia. Todo un mundo concretado en pocas palabras bien ubicadas y en su punto justo. Se va, claro. por esapalabrita. Si "supuestamentamente la ama. No es la mismo que amarma retundamente. Muy contundente.
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