El festejo estaba por comenzar. Ni bien terminó de limarse las uñas, sirvió un vaso generoso de sangría helada, encendió las velas aromáticas y puso esa música seductora que tanto le gustaba. En terapia había llegado a la conclusión que tenía que hacerse tiempo para el placer. Era difícil, porque el tiempo escaseaba. Pero ahora disponía de media hora antes de que llegaran los chicos y la aprovecharía al máximo aunque dudaba en superar el tercero. Igualmente era un buen número. Se acomodó en el sillón, abrió su laptop y comenzó a leer los escritos químicamente impuros. Murió de placer.
JUEGOS FLORALES 2024
Hace 2 meses
3 comentarios:
Apología del gozo desmedido. Buen ritual!
jajaja ¡Muy bueno, Claudia!
Saludos!
¡JAJAJAJA! El dulce placer de tener tiempo para hacer lo que uno quiere... Por ejemplo: leer tu microcuento. :]
¡mUCHos salUCHos de UCH! :]
Publicar un comentario