PARODIA
Alejandro Bentivoglio
Tal vez cumplía años ese día y su padre había contratado un par de payasos, pero ahora sólo uno de ellos, el alto y delgado estaba en el jardín con los otros niños, pero Lorenzo, que era él, no estaba viéndolo porque quería saber adónde estaba el otro, el torpe y maloliente. El que tenía una lágrima azul pintada en su cara blanca.
Lorenzo entró a la casa y en la cocina vio que el payaso gordo hacía el amor con su madre. La madre de Lorenzo tenía unos cuarenta años bien llevados. Él pensaba que era hermosa, pero también que había algo de grotesco en la forma en la que sus pechos regordetes se balanceaban mientras el payaso jadeaba.
No supo qué decirles y se fue. Su padre nunca entendió por qué él odiaba tanto a los payasos.
Lorenzo entró a la casa y en la cocina vio que el payaso gordo hacía el amor con su madre. La madre de Lorenzo tenía unos cuarenta años bien llevados. Él pensaba que era hermosa, pero también que había algo de grotesco en la forma en la que sus pechos regordetes se balanceaban mientras el payaso jadeaba.
No supo qué decirles y se fue. Su padre nunca entendió por qué él odiaba tanto a los payasos.
2 comentarios:
Muy bueno
gracias por el comentario!!
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