jueves, 22 de enero de 2009

Caballo de Troya - Olga A. de Linares



Cuando vio la botella que el extraño viejo le enseñaba, George Bissell supo que había llegado su oportunidad. Ese líquido apestoso podía ser útil y, además, rentable.
Luego, el reporte de Benjamin Silliman convenció a los inversores, y se contrató a Drake para buscar sitios donde el codiciado material abundara. Muchos más excavaron el suelo, hasta que la pestilencia los ungió a todos con su oscuridad. Cuando se tenía éxito, el dinero surgía a la par del viscoso fluido. Y nada más importaba. Dicen que la idea de Bissell dio forma al mundo que conocemos hoy. Es cierto. Con sus guerras de saqueo, sus montañas de basura, su aire turbio y maloliente, sus aguas contaminadas, las vidas ofrendadas en esos sombríos altares....
Tal como esperaba el viejo, paciente Diablo, cuando le mostró el camino del petróleo...

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