CON CERTEZA, CERTERO
Sergio Patiño Migoya
Cuando Tell acertó, el pueblo entero prorrumpió en una ovación que hizo que el gobernador de Altdorf se removiera en su asiento. Eso no era bueno, nada bueno. Levantó una mano para ordenar silencio:
—Wilhem Tell, buen ballestero eres. Demuestra que en vez de bueno eres el mejor. ¡Vendadle los ojos!
La segunda manzana saltó de la cabeza del hijo de Tell destrozada por otra certera flecha. El gobernador, rojo de ira, gritó trampa, gritó engaño, gritó venda movida, gritó sacadle los ojos a ver si la gracia divina guía su ballesta entonces.
Después de cumplida la orden, una tercera flecha voló silbando libertad por el aire y, esta vez, la manzana se mantuvo intacta.
—¡Ha fallado! —dijo el gentío.
—Tal vez —dijo Tell.
La garganta atravesada del gobernador no dijo nada.
Tomado de http://breventosybrevesias.blogspot.com/
—Wilhem Tell, buen ballestero eres. Demuestra que en vez de bueno eres el mejor. ¡Vendadle los ojos!
La segunda manzana saltó de la cabeza del hijo de Tell destrozada por otra certera flecha. El gobernador, rojo de ira, gritó trampa, gritó engaño, gritó venda movida, gritó sacadle los ojos a ver si la gracia divina guía su ballesta entonces.
Después de cumplida la orden, una tercera flecha voló silbando libertad por el aire y, esta vez, la manzana se mantuvo intacta.
—¡Ha fallado! —dijo el gentío.
—Tal vez —dijo Tell.
La garganta atravesada del gobernador no dijo nada.
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