Para cumplir la fantasía de su amor, debía convertirse en Moore, esa que llevó el estriptís de sucio negocio a arte del erotismo; pero sabía que antes de ser Demi debía ser Portman, la semiputa llevada por el deseo que mata con su thank you cada vez que lo pronuncia; aunque también sabía que antes de llamarse Natalie tenía que apedillarse Alba, la bailarina del tubo, la vaquera deliciosa de la ciudad del pecado. Pero nada tenía más claro que antes que ser Jessica, Mario, debía ser mujer.
Tomado de: http://estebandublin.blogspot.com/
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