domingo, 10 de enero de 2010

Fin de año – José Vicente Ortuño


Tenía todo listo: doce uvas en una mano, una copa de cava en la otra, un tanga rojo que me apretaba los huevos, un puñado de lentejas en el bolsillo, monedas en los zapatos que me atormentaban los juanetes…
Sonaron las doce campanadas. Deglutí las uvas como si me fuera la vida en ello. Bebí cava hasta el coma etílico. Olvidé las jodidas lentejas y, cuando me quité los zapatos, las malditas monedas rodaron debajo del sofá.
Al sonar la última campanada el universo se detuvo y comenzó a encogerse. La entropía y el tiempo se invirtieron. Vomité las uvas y el cava. Me calcé los zapatos con monedas en el interior, mientras las estúpidas lentejas continuaban en mi bolsillo y el tanga seguía apretándome los cojones. Pero lo que más me jodía era tener que vivir de nuevo, pero al revés.