El oso se fue dando otro portazo —iba a tener que ir al traumatólogo si seguía así— pero encontró una consultora de buen físico y mejores modales que le dio un buen consejo.
La NASA podía utilizar los 20.000 VHS sin utilidad aparente en la misión Plutón XCI que estaba a punto de partir. Para su sorpresa, se los aceptaron, pagándole en tres cuotas una suma considerable, en dólares. Cuando la carga llegó a destino, los plutonianos, por propia iniciativa, se acercaron a los VHS sin la menor cautela y se los metieron uno a uno en el culo. Los siete cabezales del canal vespruciano operando en yunta con el digestor de colon imperscrutable, se las arreglaron para digerir todo, bodrios incluidos, viéndolos con calidad digital. Hay que aclarar que el sistema de visión de los plutonianos está junto al de ingesta para evitar sorpresas desagradables.
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