Acudí a la médium porque me urgía saber si la abuela gozaba de tranquilidad y sosiego en el más allá. La médium se sentó en la mesa, encendió los velones y la invocó. Después de intentar infructuosamente durante casi dos horas, me dijo:
—Dice que ahora no puede hablar, que está viendo la novela de la tarde.
Tomado del blog. http://cuentominicuento.blogspot.com/
Sobre el autor: Alejandro Ramírez Giraldo
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