Olegario Funes era escritor y hombre triste por naturaleza. Un día, haciendo coincidir sus dos características, decidió participar en un concurso de cuento breve cuyo tema era la infelicidad. No alentaba el sueño de ganar, por supuesto, pero el asunto le venía como anillo al dedo. El texto no debía superar las cien palabras. Nuestro escritor se sentó ante el teclado de su computadora, y escribió:
“La tristeza es aquello que ya nunca podremos tener. Las mujeres que no amaremos, los libros que no leeremos, los atardeceres que no veremos, los viajes que no haremos, los adelantos científicos que no disfrutaremos. Siento el espanto seguro de estar mañana muerto, como dijo el poeta y me aseguro de haber capturado la mayor infelicidad: la nada, ese manto sin color, espera para abrazarme eternamente”.
Olegario ganó el concurso, recibió 30.000 dólares y con eso se compró un tratamiento para ser inmortal.
Imagen: The New Evolution de Chris Carter
“La tristeza es aquello que ya nunca podremos tener. Las mujeres que no amaremos, los libros que no leeremos, los atardeceres que no veremos, los viajes que no haremos, los adelantos científicos que no disfrutaremos. Siento el espanto seguro de estar mañana muerto, como dijo el poeta y me aseguro de haber capturado la mayor infelicidad: la nada, ese manto sin color, espera para abrazarme eternamente”.
Olegario ganó el concurso, recibió 30.000 dólares y con eso se compró un tratamiento para ser inmortal.
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