Cuando al muñeco se le acabaron las pilas pensamos que lo mejor era tirarlo, porque nadie tenía ganas de ir hasta el kiosko para comprar pilas nuevas y lo cierto es que ya no nos servía para nada.
Fue entonces que el muñeco se levantó, se puso un pequeño sombrero y se fue dando un portazo.
—Ya volverá —nos dijimos.
Pero ahora que es de noche, se nos ocurre que un tipo con orgullo sabe darse cuerda ahí donde jamás la tuvo.
Fue entonces que el muñeco se levantó, se puso un pequeño sombrero y se fue dando un portazo.
—Ya volverá —nos dijimos.
Pero ahora que es de noche, se nos ocurre que un tipo con orgullo sabe darse cuerda ahí donde jamás la tuvo.
tomado del blog: http://memoriasdeldakota.blogspot.com/
Imagen: When Heads Begin to Roll de Chris Carter
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