Al despertar, coloca con suavidad su fría mano sobre mi muslo desnudo y sonrío; desliza la otra horizontalmente desde mi pecho hasta el vientre, dejándome las uñas marcadas en la piel, y se me escapa una risita pícara. La sonrisa desaparece al instante de mi rostro cuando noto, cerca del cuello, una tercera mano.
Tomado de Realidades para Lelos
1 comentario:
Me imagino la sensación... Ahijuna con la lobuna! Bueno Víctor!
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