—Tiene derecho a un ángel de la guarda— me dijeron apenas antes de nacer —Si no puede pagarlo, se le proveerá uno de oficio.
Claro está, no pude pagarme uno. El que me tocó en suerte atiende unos veinte millones de humanos. No puedo esperar gran cosa de él.
Claro está, no pude pagarme uno. El que me tocó en suerte atiende unos veinte millones de humanos. No puedo esperar gran cosa de él.
6 comentarios:
Y de donde suponían que sacáramos para pagarloo?
Curiosa percepción
Para eso los recién nacidos traían un pan bajo el brazo? Pero aparte la irónica pregunta, es buena la reflexión sobre cómo funciona el ajuste de personal... Yo pienso que en un accidente multitudinario, una enfermera, una médica serían el ángel de la guardia para muchos y, dadas las condiciones que nos siguen queriendo imponer... alguna vez veremos que antes que atendernos a nosotros, tienen a miles en peores condiciones. A muchos les parece adecuado mirar a Europa para compararnos. Yo miro a Haití...
que puede ser nuestro futuro si los agoreros de hoy convencen a todos...
Si yo tengo un angel -cosa que dudo- debe ser también de oficio. Y ciego. O daltónico al menos. Tu cuento me ha hecho comprender muchas cosas, Frini.
Ahora comprendo todo, mi destino está surcado por un camino empedradado y mi ángel de la guarda no da abasto.
Un saludo indio
Bien, Daniel.
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