Sus relaciones con los demás eran cada día más conflictivas.
Ni él entendía a nadie ni nadie le entendía a él.
Evidentemente, se estaba quedando solo.
No pocas veces pensaba en relajarse, en intentar comprender a los demás, en abrirse.
Pero para no sucumbir a la tentación, llegaba a casa y se leía uno o dos relatos de Bukowski.
Sobre el autor: Rafael Blanco Vázquez
2 comentarios:
Toda una lectura ad hoc...
La escribí en un momento digamos post ad hoc
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