–Hola, Don Pepito.
–Hola, Don José.
–¿Pasó usted ya por casa?
–Por su casa yo pasé.
–¿Vio usted a mi abuela?
–A su abuela yo la vi.
–Adiós, Don Pepito.
–Adiós, Don José.
–¡Ah!, Don Pepito.
–Diga, Don José.
–A lo que venía.
–¿Venía usted a qué?
–¿Tiene aspirinas?
–Un par yo tengo aquí.
–Gracias, Don Pepito.
–Por nada, Don José.
–Adiós, Don Pepito.
–¡Adiós, Don José! ¡Adiós!... ¡Qué pesado! El siguiente… ¿Y usted qué quiere, señora? Ya le dije que no soy veterinario. Me importa un pepino cuántos huevos puso su gallina… ¿El enanismo del ratón de Susanita? Será la hipófisis, ¿cómo podría saberlo? Que pruebe darle menos chocolate. ¡Hala, todo el mundo para la calle! ¡A joder a la consulta de Don Miliki, que solo tiene tres pelos pero tiene más tabla!
1 comentario:
Ahora no puedo dejar de cantar!!!!!
Pero te faltò mencionar la mejor de los muchachos: Habìa una vez un circo!!!
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