En el mortero trituró la bruja anís, alcanfor, tres rezos, aché y el humo de un tabaco. Puso todo en una botella, pétalos de rosa blanca y miel de caña para cerrar el trabajo. En lo profundo abrió la diosa sus ojos verde alga y al oír su nombre le brotó arena de la boca.
Nadó hasta la botella y la devoró insatisfecha. Quiere a la bruja ahogada, pulmón lleno de agua.
Tomado del libro "Corazón de Charol A-go-gó" con autorización de la autora
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