—¡Loco! —le dijo la cuerda al arco temblando como una hoja.
—Eso —replicó el arco— lo dice una que es más rígida que la madre superiora de un convento de clausura, más tensa que una virgen de sesenta ante su primera relación sexual, más estirada que la hija del magnate de los elásticos para bombachas…
—¡Córtenla! —dijo la flecha regresando de su incursión a la manzana—. Somos un equipo y no debemos mostrar nuestros disensos en público, y mucho menos cuando Guillermo anda cerca. ¡Cuidado! ¡Silencio que regresa!
Sobre el autor: Sergio Gaut vel Hartman
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