LA SEÑORITA MACUTTA
José Luis Vasconcelos
La señorita Luca Macutta era lunarmente pálida, de ojeras como chicozapotes y solapas llenas de caspa. Recorría nuestras calles con un arcángel vivo atado a una correa.
Desplumaba a su mascota tan serenamente, con tal candor y destreza, que el corazón se encogía de gozo al verla.
El barrio ya no es el mismo desde que unos tronos se la llevaron acusada de plagio y abuso angelofóbico.
La señorita Luca Macutta jamás hizo daño a nadie. Era experta en despiojar querubines, coleccionaba infartos y vendía almohadas de plumas crepusculares para dar de comer a fakires.
El niño ciego cruza la avenida, lleva a su lazarillo atado a la muñeca. Con los ojos como chicozapotes y más piojos que plumas, el arcángel casposo conduce al pequeño con tal destreza y candor que cualquiera diría que la señorita Macutta regresó a las andadas...
Desplumaba a su mascota tan serenamente, con tal candor y destreza, que el corazón se encogía de gozo al verla.
El barrio ya no es el mismo desde que unos tronos se la llevaron acusada de plagio y abuso angelofóbico.
La señorita Luca Macutta jamás hizo daño a nadie. Era experta en despiojar querubines, coleccionaba infartos y vendía almohadas de plumas crepusculares para dar de comer a fakires.
El niño ciego cruza la avenida, lleva a su lazarillo atado a la muñeca. Con los ojos como chicozapotes y más piojos que plumas, el arcángel casposo conduce al pequeño con tal destreza y candor que cualquiera diría que la señorita Macutta regresó a las andadas...
1 comentario:
Muy bueno! Queda el misterio sobre qué parte juega ahora la señorita...
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