Un gran cocinero y un escritor de éxito acordaron halagarse mutuamente con lo mejor de su arte.
Le tocó primero al literato probar el menú que había encumbrado al otro a la fama. En el plato encontró un huevo, una patata y una cebolla, crudos y sin pelar, algo de aceite y sal.
—¿Qué es esto? —preguntó extrañado.
—Es tortilla de patata deconstruida —respondió el orgulloso cocinero.
Al novelista le fue imposible comerse la “tortilla”, lo cual ofendió grandemente al cocinero.
Al día siguiente el escritor se personó en el restaurante para entregar el cuento prometido. El cocinero tomó la página que éste le tendía y leyó:
“20 sustantivos, 15 artículos determinados, 16 artículos indeterminados, 19 adjetivos, 30 pronombres, 25 verbos, 14 adverbios y 3 conjunciones.”
—¿Pero esto qué es? —preguntó perplejo el cocinero.
—Pero, si está claro —respondió el escritor—, es literatura deconstruida.
Le tocó primero al literato probar el menú que había encumbrado al otro a la fama. En el plato encontró un huevo, una patata y una cebolla, crudos y sin pelar, algo de aceite y sal.
—¿Qué es esto? —preguntó extrañado.
—Es tortilla de patata deconstruida —respondió el orgulloso cocinero.
Al novelista le fue imposible comerse la “tortilla”, lo cual ofendió grandemente al cocinero.
Al día siguiente el escritor se personó en el restaurante para entregar el cuento prometido. El cocinero tomó la página que éste le tendía y leyó:
“20 sustantivos, 15 artículos determinados, 16 artículos indeterminados, 19 adjetivos, 30 pronombres, 25 verbos, 14 adverbios y 3 conjunciones.”
—¿Pero esto qué es? —preguntó perplejo el cocinero.
—Pero, si está claro —respondió el escritor—, es literatura deconstruida.
2 comentarios:
Qué bien! Así aprenderán algunos exagerados de la deconstrucción! Bien claro y contundente.
Un cuento intersante, Vicente.
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