El mundo recibió con desconfianza el Portal en Internet que anunciaba ser creado y atendido por el mismísimo Todopoderoso. Sin embargo, conforme los milagros fueron conociéndose, la gente sintió tocadas las fibras más íntimas de su ser, y una nueva ola de fe nació. Sonriente, el demonio respondía todos los mensajes que llegaban hasta el Portal; por fin había logrado revivir la vieja quimera de que Dios existía.
Tomado de:
http://elvacioquevincula.blogspot.com/
Sobre el autor: Jorge Oropeza
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