Aquel diamante tenía muchas facetas.
La principal era su poder de seducción. Pero también la de nublar la mente de quien lo poseía y volver egoístas a las personas.
La que nadie conocía era que, siendo un diamante falso, sus facetas lo hacían parecer auténtico.Tomado de: Merienda en el parque
2 comentarios:
Los diamantes activan esa zona oscura que tenemos dentro. Entendiendo esos diamantes metafóricamente como posesiones y cosas, somos nosotros los que nos dejamos obnubilar. Buenísima reflexión, Javier.
Gracias Ogui... esa era la metáfora.
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