El niño mezcló el veneno con la comida de sus padres. Su amigo invisible le había dicho que sería muy divertido. El pequeño aplaudió la actuación de sus progenitores cuando hicieron ese baile estrambótico llevándose las manos a la garganta y profiriendo ruidos divertidos hasta caer al suelo.
Fotografía: Elizabeth Lilian del Río
2 comentarios:
Qué duro, Jorge. Aunque los amigos invisibles ya son así:
http://realidadesparalelos.blogspot.com/2009/07/el-naufrago.html
Un saludo.
Gostei muito. Original esta história.
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