He oído a Lucio Flaco, sumo sacerdote de Marte, referir la historia siguiente: Cecilia, hija de Metelo, quería casar a la hija de su hermana y, según la antigua costumbre, fue a una capilla para recibir un presagio. La doncella estaba de pie y Cecilia sentada y pasó un largo rato sin que se oyera una sola palabra. La sobrina se cansó y le dijo a Cecilia:
- Déjame sentarme un momento.
- Claro que sí, querida -dijo Cecilia-; te dejo mi lugar.
Estas palabras eran el presagio, porque Cecilia murió en breve y la sobrina se casó con el viudo.
Cicerón - De divinatione, I, 45 // Cuentos breves y extraordinarios. Recopiladores: J.L.Borges y A. Bioy Casares
1 comentario:
El cuento es maravilloso. Pero usted ha sido injusto con la pobre Silvina Ocampo, que también participó la antología.
Parece ser un buen lector de Borges. Lo invito a mi blog:
borgesabc.blogspot.com
Éste ha sido pensado especialmente para jóvenes escritores, si además el lector está familiarizado con Borges, o con Bioy, la recompensa es incalculable. Todo el mérito (que es mucho, por cierto) me es ajeno.
Publicar un comentario