En la cervecería vimos que un tipo sacaba subrepticiamente un reloj fosforescente, movía botones e hizo desaparecer a un amigo de nuestra mesa, quien un instante después volvió, algo despeinado. Entonces ya el tipo del reloj había desaparecido y también la billetera del transportado.
Raro que alguien hiciera semejante despliegue de tecnología para apoderarse de una billetera que ni dinero ni documentación importante tenía.
Al día siguiente llamaron a nuestro amigo de un circo. Habían encontrado su billetera en la piscina de las focas junto a un sombrero de cuero. Él recuperó la billetera de cuero de foca y se quedó con el sombrero, que de vez en cuando se vuela al menor atisbo de tormenta. Si vamos a creer en la deducción, concluiríamos que el sombrero es de cuero de oca, pero no daría nada por sentado.
2 comentarios:
Buenísimo Héctor!
Su método deductivo me encantó. La situación, irreal, surreal... un poco daliniana, que ya sabe usted que tanto me gusta.
Un saludo.
Es que a mí también me gusta mucho el Arte de Dalí... y la cerveza de ese lugar. El problema es si aparece ese señor... qué quiere? qué hace? qué misterio!
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