miércoles, 23 de diciembre de 2009

Albada (IV) - Víctor Lorenzo Cinca


Me despierto por primera vez en muchos años antes que mi esposa y me encuentro al lado a una señora a quien no he visto en toda mi vida. De golpe abre los ojos, me mira, sonríe y ―sin tiempo para reaccionar― me besa dulcemente mientras me desea los buenos días. Enrollado entre las sábanas, observo sus movimientos: se levanta de la cama, se coloca una faja y un sujetador con relleno, se arregla el pelo, se maquilla resaltando los pómulos y disimulando la papada, se aplica con esmero un antiojeras, se pinta los labios, unta su piel con una crema que la deja bronceada al instante, se coloca las uñas postizas, unas lentillas azules, se sube a unos tacones y, pasados tres cuartos de hora, ya se ha convertido de nuevo en mi esposa.


Tomado de Realidades para Lelos

Imagen: Claude Monet- La Promenade

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