Me habían comentado que el dolor de un cólico renal es, para el género masculino, lo más parecido al trabajo de parto.
Helo ahí, golpea su cabeza contra la pared en una suerte de rito autista.
Su cuerpo está arrugado por las horas pasadas bajo el agua intentando amainar “tamaño padecimiento”. El rostro denota una intensa fatiga; la continua lamentación ha conseguido gracias al sostenutto, agujerear la membrana del tímpano (de mis dos ¿eh?).
La casa gira en torno a sus duchas, inyecciones y, a la espera de encontrar en la orina, pelela mediante, la tan desgraciada piedrita. Piedrita que no nace.
Y sigue la tortura marital durante una semana.
¿Que los hombres son superiores a las mujeres?
¡Andá a parir!
Helo ahí, golpea su cabeza contra la pared en una suerte de rito autista.
Su cuerpo está arrugado por las horas pasadas bajo el agua intentando amainar “tamaño padecimiento”. El rostro denota una intensa fatiga; la continua lamentación ha conseguido gracias al sostenutto, agujerear la membrana del tímpano (de mis dos ¿eh?).
La casa gira en torno a sus duchas, inyecciones y, a la espera de encontrar en la orina, pelela mediante, la tan desgraciada piedrita. Piedrita que no nace.
Y sigue la tortura marital durante una semana.
¿Que los hombres son superiores a las mujeres?
¡Andá a parir!
Tomado de http://ardenhembras.blogspot.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario