Nueva Guinea. Selva. Una familia espera paciente la llegada del padre. Hay sequía. Son quince y los únicos que quedan vivos en la comunidad. Están aislados y mueren de hambre. Hace cuatro días que no comen.
—Vamos a esperar a tu padre para cenar.
—Pero madre, si no tenemos nada. Hemos acabado con todo.
—Pues, por eso mismo, hijo.
2 comentarios:
Rápido, directo, antropófago, caníbal... buen cuento, Samanta.
Un saludo.
Excelente.
Publicar un comentario