Cada vez que el infinito se abre como un mineral y la noche enseña una cordillera de puntitos luminosos de oriente a poniente, el come lunas, con un apetito redondo y un paso intensivo, sale de su cáscara, se le olvida el habla y con sufrida sagacidad persigue el haz de luz que danza entre los híbridos verdes del bosque.
Al llegar al estanque, el corazón del sapo comienza su latido de agua; un montón de luciérnagas se marchan y el come lunas, con dos palomas como manos, abre la boca y su aliento de rama machacada, inunda de hechizos atmosféricos las diferentes fases de la luna.
Cuando veas una senda de alfalfa en la cintura de los cielos y diagramas de plata en tus papeles, recuerda que el come lunas esta inflamando sus pulmones.
Tomado del blog
Antojos
Acerca del autor:
Sergio Astorga
2 comentarios:
Antes de que me llene de luna, muchas gracias mis impuros amigos.
Abrazos polifacéticos.
Sergio Astorga
¡Maravilloso!
Bello este comelunas latiente de aguas.
Dan ganas de entragarse.
Pero...
Abrazos lunáticos,
Izaskun
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