—¿Se da cuenta de que esto es imposible? No pertenecemos a la misma época —dijo Genghis Kahn mirando con severidad al guerrero galo que lo apuntaba con un extraño falo metálico.
—Eso no tiene importancia —respondió Asterix—. Lo más grave es que soy un personaje de historieta dibujado por el novato que reemplazó a Uderzo y no estoy acostumbrado a vérmelas con personas de carne y hueso. Y a propósito —agregó sacudiendo el falo—, ¿usted sabe cómo se maneja esto? —De pronto, hubo un fogonazo y el mongol cayó como fulminado por un rayo. Asterix arrojó el artefacto a un lado y exclamó consternado—: ¡Como extraño a Goscinny!
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