Extrañada observó sus manos entrelazadas sobre el regazo. Pequeñas gotas salpicaban lunares transparentes en la pálida piel.
Por un instante sacó su mirada afuera y la dirigió al cielo. Lo vio diáfano y azul.
Entonces comprendió que las nubes habían encontrado refugio en sus pupilas una vez más.
Tomado del blog de autores santiagueños En Los Esteros
Imagen: Take me to your Bleeder, de Kinglemon en deviantArt
No hay comentarios:
Publicar un comentario