martes, 7 de diciembre de 2010

Romeo – Ruy Feben


Un tocadiscos revoluciona lento en sentido contrario: se convulsiona, intenta palabras, tropieza. Lo demás es oscuro: nicho de velas rojas, pentagrama de piso, libros negros, pócimas: todo navega en silencio nocturno.
El teléfono repica a las doce. Una y otra vez. De la contestadora emerge ella. En llanto. Le ruega desistir de conquistarla; se está volviendo loca: sueña con él muriendo en garras de cancerberos. Tres minutos de explicaciones. Termina: “deja ya la brujería, no te llevará a ningún lado”.
Un beep entrecortado como respiración de moribundo. Él en el piso, inconsciente, con cientos de pastillas verdes lo rodean: náufrago en un mar de antidepresivos.

Tomado de: http://elclaxon.arts-history.mx/

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