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El pibe se levanta y dice: hoy escribiré poesía. Se sienta a la computadora y tipea sobre el amor, la guerra y el universo. Imprime, pero no imprime. La Epson le dice "Usted está intentando imprimir poesía que deja bastante que desear. Revise y vuelva a intentar". El pibe, crispado, corrige, pone algunas tildes olvidadas y mejora la puntuación. La Epson, nuevamente, se niega "Peor. Vuelva a intentarlo". Los intentos siguientes son merecedores de diverso mensajes, todos ellos negativos "Ud. está usando oraciones no originales. Deje de copiar e invente algo propio"; "Si cree que por ser mi dueño podrá imprimir cualquier basura conmigo, ud está muy equivocado". Ya desalentado, el pibe decide suicidarse. Se baja de internet la receta de un veneno para poetas suicidas. La impresora, esta vez, no tiene nada para decir.
1 comentario:
Qué duro.
Que un ordenador haga valoraciones sobre la calidad es malo, pero que lo haga una vulgar impresora....es como para suicidarla.
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