—Si tu lo dices… —contestó Max, indiferente.
—Tendrías que publicar…
—Jamás, soy demasiado tímido.
—Di que los escritos son míos entonces.
—Franz Kafka, el abogado que escribe literatura… nadie me creerá esa mentira.
—Qué interesa, Max, cuando estemos muertos a nadie le importará… —dijo Franz palmeando la espalda de su amigo.
1 comentario:
me gustó... podrías hacer una q diga Aciar y Zagarra...
Publicar un comentario