lunes, 30 de mayo de 2011

Cosas de niños - Samanta Ortega



Cuando llego a la casa de mi hija para darle una mano, Pablo, Ramiro y Marcos estaban jugando, creo que a las escondidas. Tres torbellinos corriendo por todas partes. Mercedes, en la cocina, pelaba patatas mientras escuchaba música con los auriculares, una práctica habitual para no perder los nervios cuando llueve y los niños no pueden salir a jugar afuera. Al verme se los quita y, un segundo después, algo parecido a una explosión nos deja mudas. Mi hija sale inmediatamente al living y allí los encuentra a los tres, uno a lado del otro. “Ya estás grandecito, Pablo, para estas cosas. ¿Quién fue?”, le pregunta a su marido con la mirada clavada en sus ojos.

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