viernes, 20 de mayo de 2011

La última visita - Guillermo Rossini


Dejó la puerta abierta. La esperaba. Se sentó suavemente en su sillón preferido y tomó el diario. Lo abrió al azar y se concentró un momento en una noticia trivial y enseguida cambió de página. James alargó la mano y, sin sacar la vista del periódico, tomó su último cigarrillo. Ella ya estaba sentada en el sofá, esperando que el hombre cumpliera su última voluntad antes de pedirle que la acompañe.
-Estoy listo –dijo él.
Y la casa se cerró para siempre, impregnada de olor a tabaco.

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