domingo, 22 de mayo de 2011

Explícito – Federico Demarchi


Al otro explorador, le avisé que era un animal redondo, que vivía en los huecos de los árboles, dormía de día y salía a cazar por las noches, y que aun siendo pequeño, saltaba al cuello de grandes mamíferos, les infligía una mordida letal que los derribaba y luego los despedazaba con paciencia.
Le conté además que, tal como indicaba la leyenda, poseía lenguaje y, por lo general, procuraba entablar conversación con las potenciales presas, pero sólo los hombres sabios, diestros en las lenguas de los animales, se salvaban de la funesta mordida.
Se lo expliqué todo punto por punto, hablándole al oído porque no me gusta gritar, pero o era sordo o no me entendió. Así que tuve que comérmelo.

Tomado del blog Poesía y Microficción

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