Un apuesto joven al que besó en los labios con dulzura cayó en sus brazos. Intuí que su próxima víctima sería el señor de cierta edad que sesteaba al sol en el banco y me adelanté besándole yo primero. Volvió a ganarme la partida con una mujer que iba en bici, aunque le devolví el golpe con la chica que comía palomitas. Sé de buena tinta que los míos saben más ricos, aunque él me dice que soy una ingenua. A ver si un día de estos le pillo desprevenido, y le demuestro que está equivocado.
Paloma Hidalgo
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