Cuando nuestra relación llegó a su fin, todos los recuerdos, almacenados en una caja de cartón, acabaron en el basurero del portal de debajo de mi casa: las primeras cartas de amor, los regalos de mi cumpleaños y los del 14 de febrero; también, los de cada uno de nuestros tres aniversarios, billetes de avión, tarjetas de invitaciones, fotos, etc…
Dos horas más tarde, ya de madrugada, uno de los mendigos que merodeaban la zona, abrió el contenedor. No encontró nada para saciar su hambre, es cierto, pero aquella noche, por fin, pudo alimentar su modesto y necesitado corazón.
Tomado del blog Microrrelatos a peso
No hay comentarios:
Publicar un comentario