El doctor Sigfrid hipnotizaba a sus pacientes para curar la tristeza. Los convencía de que los hechos desgraciados de su vida en realidad habían sido placenteros.
Marta, su asistente, les leía sus cuentos para hipnotizarlos. Ella tenía la habilidad de escribir diez páginas sin que pasara nada en la historia.
Sigfrid y Marta estuvieron enamorados por un tiempo, pero nunca pudieron besarse: se habían acostumbrado a hipnotizar mutuamente y se dormían cuando estaban cerca.
Un día, un paciente despertó asegurando que la extracción dolorosa de su muela había sido una experiencia placentera. Comió dulces durante dos años para repetirla… y perdió toda su dentadura. Enjuició a Sigfrid y éste quedó en bancarrota.
Sigfrid le pidió a Marta que lo hipnotizara y le hiciera creer que había triunfado en su profesión. Así envejeció feliz. Al fin y al cabo su método no resultó un fracaso, a él le sirvió...
Sobre la autora: Carla Dulfano
Ilustración: "Tristeza", de Francisco Arjona
1 comentario:
muy tierno.
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