sábado, 3 de septiembre de 2011

Pronto - Samanta Ortega


Dio un suspiro al acercarse. Echó agua en el florero. Me puso dentro de la cintura para abajo. Colocó el florero junto a la ventana que da al jardín. No hubo un día que no me haya contemplado, por eso cuando empecé a marchitarme tuve miedo de que me descartara por mustio. No estoy seguro de si me equivoqué; me dejó entre las hojas del libro que le regalé cuando nos conocimos. A saber cuándo lo volverá a leer.
Ahora, parece que el florero vuelve a estar ocupado. Descansa en la misma ventana que da al jardín. Es un trozo de tallo simplón que no dice nada, pero que asegura echará raíces pronto.