—¡Jugarle al 24 y ganar y toda esa plata! ¡Tenés suerte, Euritión!
—No tanta —me contestó—. Enseguida la perdí comprándome zapatos. ¿Sabés cómo se gastan los zapatos con los baches de Buenos Aires? No sé, a veces hubiera preferido quedarme en Salónica en ese negocio del tiovivo que me ofrecía mi cuñado...
¿Quién entiende a un centauro que se gana en la quiniela cien veces lo que saca en propinas tirando carros en Plaza Italia?
Sobre el autor: Héctor Ranea
Ilustración: "Centauro", de Javier Clavo.
1 comentario:
jajajjaja los centauros no tienen suerte ni en el juego, ni en el amor...
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