Cuando llevaba meses (años, quizá) en la larga fila de los que esperaban reencarnar, Francis Fukuyama reconoció a Thomas Malthus. Le saludó con una reverencia y un tímido comentario:
—Esta fila es inmensa, maestro. Llevo mucho tiempo aquí, no entiendo cómo no le vi antes.
—Hay que estar atento, muchacho. Algunos se retiran y puedes saltar varios lugares—. Luego agregó, en tono sarcástico: —Parece ser que aún falta mucho para la llegada del último hombre, ¿eh?
Ignorando la ironía, Francis dijo:
—Mientras más gente puebla el mundo, parece ser que hay más almas disponibles. ¿Cómo se entiende eso? ¿De dónde salen?
—Ley de oferta y demanda, hijo. Recuerda que pueden venir de otros sistemas, además. ¿Leíste mis libros?
—¿Paquetes turísticos para almas de otras galaxias? Leí todos sus libros y no encontré nada de eso.
—Lee entre líneas, hijo— dijo Thomas mientras avanzaba treinta lugares.
1 comentario:
Genial, novedoso, provocador. Obliga a revisar las “profecías” de Malthus. Excelente.
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