Montó el negocio convencido de que sería un éxito total. El lugar era el idóneo, solitario y sin competencia; los clientes potenciales, cansados y sedientos, no podrían resistir la tentación y pagarían las consumiciones dejando jugosas propinas. Con un poco de suerte, acabaría abriendo franquicias por todo el planeta.Sin embargo, creyendo que se trataba de un espejismo, nadie se detuvo en su bar en medio del desierto.
Tomado de Realidades para Lelos
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