martes, 5 de agosto de 2008

Honor supremo - Ruth Ferriz



La suavidad del lienzo se ha vuelto ríspida, el aroma de los aceites perfumados se disipó muchos años atrás. Las horas, gránulos de polvo, se deslizan sobre los muros y se arrastran dentro de las galerías inclinadas, atropellándose para formar aquella masa compacta que tapona las vías de escape.
Toneladas de piedra envuelven el resplandor del faraón. Sin sueños de esperanza, en un insomnio perenne, perdido en la pesadilla de una noche interminable, ha ganado el derecho de permanecer en el capullo de la vigilia.
Ha logrado la eternidad…

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